domingo, 4 de octubre de 2015

Soltar



Un día tendré que soltar la mano.
Dibujar las preguntas y dirigirme hacia allá
poniendo en fila todas las letras desordenadas.
Un día, quizás, terminaré de subir las escaleras del templo,
el día en que cuanto más altos sean los escalones,
menos pesará el vestido.
De repente las flores no se mueren.
De repente alimenta el olor de la cocina.
Y las máquinas funcionan.
Un día diré adiós con la mano desde un barco.
Un día soñaré todos los sueños
y nunca se me olvidarán al despertar.
Un día me regalaré una caja de música
y las llaves de la primera casa.
El día en que cuente cuentos yo sola
y al tercer cuento me haré grande.

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