jueves, 1 de diciembre de 2016

De aquellas columnas, estos días.


Tú pones el cerebro y yo pongo el corazón.
Y así vamos, compañero,
recalculando ruta,
remendando las alas.
"Si vas a contar una historia, échale morro"
y entonces le preguntaron:
"¿Cómo lo harías tú, Miles?"
y él cogió la trompeta y se puso a tocar.
Voy trazando el plan a golpe de sensación,
moviendo piezas para que algo cambie
y no se condene a unas tablas esta partida de ajedrez.
Un día tuve que destruir las columnas que me sostenían
y tuve que improvisar otras para no caerme.
Y luego las tuve que volver a destruir.
Ahora toca grabar a fuego y a conciencia,
construir
premeditando cada golpe de cincel.
Eligiendo lo que quiero
y lo que no.
Cada día.
A cada segundo.
Y cambiando de opinión
como el que cambia
de color favorito.

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