lunes, 21 de diciembre de 2015

Rendijas


Ya hemos perdido la cuenta
de las veces
que se nos han colado en casa las miserias del mundo.
Recuerdo que la última vez sellamos todas las salidas.
Pero siempre queda alguna rendija
y las ratas vuelven a entrar.
Tú le regalas tu voto a mi ilusión.
Yo soy más fuerte a pesar de la luna.
                                                            O por ella.
Ya sólo lloro cuando quiero.
Ya no me hacen llorar.
Se ha despertado la loba que defiende a su cachorro con uñas y dientes.
La que cuenta los hijos que sobrevivirán.
La hora de las decisiones llega muy pronto.
Es tiempo de atravesar lugares menos confortables.
El camino es nuestro.
La vida, también.

martes, 15 de diciembre de 2015

Microcuento


Ha sido un cuento muy corto. Un microcuento.
Menos mal que fui. Menos mal que viniste.
Menos mal que levantamos la mano a la vez, los primeros, cuando la vida preguntó:
¿hay algún protagonista disponible en la sala?
De haberlo sabido...Nada. Hubiera repetido cada minuto exactamente igual.
Porque no me lo querría perder.
Menos mal que nos tocó a nosotros.
Que nos llevamos el cuento corto a casa. El microcuento:
"Había que llenar el barrio de besos
y empezaron por aquella calle, aquella misma noche."

jueves, 10 de diciembre de 2015

...a mí.


Eres la niña que disfraza con pregunta un imperativo.

-¿Jugamos?
-¿A qué?

Y nombras tu juego mordiéndote el pulgar
con una inocencia impostada.
Como si fueras a aceptar otra propuesta,
como si fueras a aceptar tranquilamente
un no por respuesta.
Quieres que todos se vuelvan locos.
Quieres que atiendan a una locura concreta:
la tuya.
Quieres que te sigan en tu locura
porque te parece un juego muy divertido.

Y él lo sabe, te mira jugar y elige jugar solo.
Elige sus chapas,
su gol,
su cromo repetido.
Mientras tú te miras en el espejo otra vez.

El sueño eterno. Eso es lo que pretendes.
Que te miren infinitamente,
incluso cuando ya no quieren mirar.
Sales a escena con letreros luminosos
y guardas todo lo que no quieres ver
porque dices que no queda bonito.
Porque subiste a lo más alto con tus conclusiones.
Pensaste que la calma era el final del camino.
Pensaste que ya habías alcanzado todas las respuestas.
Vas a tener que cambiar la miel por el barro.
Vas a tener que ensuciarte el pelo otra vez.

jueves, 29 de octubre de 2015

Miércoles


A la vida le gustan los miércoles, los días cualquiera que coge y los hace bonitos.
Y te saca a bailar y te espera a la vuelta de la esquina para contarte un cuento.
O te da un lápiz
                          y un papel
                                           y un beso en los labios
para que lo escribas tú.
Y yo que en estos días tengo ganas de bailar con la vida,
acepto el cuento,
                           el lápiz
                                       y el beso.
Acepto el reto y me lanzo al caos infinito,
al escenario, a las alas abiertas, a brillar...

miércoles, 21 de octubre de 2015

Silencio y barro


El nacimiento de un hada es complicado.
A veces trae un ojo que no quiere llorar, que no sabe,
y tiene que aprender a jugar con él durante toda su vida.
Tiene que inventar un cuento que explique
que lleva el color del río y el color del mar
en cada uno de los ojos.

Inventar un cuento es, sin duda, la mejor de las maneras.
Porque las hadas no saben vivir de otra forma.
Porque, si no, no entienden.
Y necesitan entender.
Por eso al final se encuentran todas, las hadas con otras hadas.
Que saben inventar cuentos.
Y los cuentan.

Puede ser que un día me olvide, que me olvide de recordar,
de guardar los plazos de la memoria, de dar cuerda al reloj.
Puede ser que un día me olvide de tender al sol la ropa y los recuerdos,
de añadir el ingrediente que faltaba. Y dónde puse las llaves.
Puede ser que necesite un reguero de papelitos amarillos
que me recuerden el nombre de todas las cosas.

Pero, si un día olvido, no quiero que se me olvide:
contar un cuento es crear un hogar. Y respetarlo.
La magia necesita silencio, necesita barro.


domingo, 4 de octubre de 2015

Soltar



Un día tendré que soltar la mano.
Dibujar las preguntas y dirigirme hacia allá
poniendo en fila todas las letras desordenadas.
Un día, quizás, terminaré de subir las escaleras del templo,
el día en que cuanto más altos sean los escalones,
menos pesará el vestido.
De repente las flores no se mueren.
De repente alimenta el olor de la cocina.
Y las máquinas funcionan.
Un día diré adiós con la mano desde un barco.
Un día soñaré todos los sueños
y nunca se me olvidarán al despertar.
Un día me regalaré una caja de música
y las llaves de la primera casa.
El día en que cuente cuentos yo sola
y al tercer cuento me haré grande.

viernes, 14 de agosto de 2015

Alas negras


Tú me advertiste de tus pozos.
Yo no pude advertirte
de lo que no sabía que existía.
Pero ahora me acompañas,
vienes conmigo a buscar al animal salvaje,
bajamos
              juntos
                          a la
                                 oscuridad.
Dejas que recorra yo sola la última parte del camino
y tú esperas buscando en el agua una palabra
que se lea igual en las dos direcciones.
He aprendido que el miedo nos pone a temblar todo el cuerpo.
Se nos ha presentado la libertad y la hemos dejado entrar.
Vamos a armar a nuestros hijos.
Vamos a contarles que las ganas de matar hay que reservarlas
para los verdaderos enemigos.
Tengo tres tesoros encerrados en un puño.
Tengo tres plumas de cuervo en el cajón.
Déjame que te mire otra vez.
Y tú no te cansas de mirarme.

sábado, 1 de agosto de 2015

Treinta y tres


Tengo un cielo abierto entre las piernas.
Tengo una nube de sangre siempre a punto de estallar.
He mordido el trozo que tenía la tranquilidad necesaria
para realizar alquimia en la cocina:
el ritmo concreto del paso a paso,
el placer del fuego lento y saber esperar.
Para respirar aromas y secretos
que otros escucharon antes.
Y me lleno las manos
de mar
y de tierra
al limpiar mejillones y puerros.
No sabía que me gustaba. No sabía cuánto me gustaba el olor a mar.
He llorado de felicidad
al comerme un pez que tenía, por debajo de las escamas,
trocitos de libertad.
Te empezó a gustar el jabalí el día que te pedí
que salieras conmigo a buscarlo,
la noche que te agarré fuerte del brazo
mientras lo oíamos respirar en la oscuridad.
Quiero arreglar una casa con mis manos.
Quiero devolverle a la casa pequeña su lugar.
He encontrado la llave del cofre que guardaba el instinto y la intuición.
Bienvenidos hoy de tan largo letargo.
He descubierto una pequeña colección de conocimientos silenciosos
que no sabía que existía,
no sabía que guardaba.
Y han esperado a que llegara este tiempo para aflorar.
He soplado treinta y tres velas
que había en una tarta.
He tirado un cable a tierra.
He llegado a mar en calma.


martes, 14 de julio de 2015

Cuarenta grados a la sombra


No quiero ningún roto para este descosido.
Ya he arreglado todos mis vestidos.
Voy a acariciar cada marca en mi piel.
Que suene una música preciosa mientras te toco la cara.
Voy a hacer que la sangre regrese de nuevo
al corazón.
Como si fuera primavera, pero con cuarenta grados a la sombra.
Entenderás que tenga que volverme loca.
Aunque sea un ratito,
aunque sea unos días.
Ya he terminado de hacer el equipaje.
Ya he mezclado tu lluvia con mi sol.