jueves, 29 de octubre de 2015

Miércoles


A la vida le gustan los miércoles, los días cualquiera que coge y los hace bonitos.
Y te saca a bailar y te espera a la vuelta de la esquina para contarte un cuento.
O te da un lápiz
                          y un papel
                                           y un beso en los labios
para que lo escribas tú.
Y yo que en estos días tengo ganas de bailar con la vida,
acepto el cuento,
                           el lápiz
                                       y el beso.
Acepto el reto y me lanzo al caos infinito,
al escenario, a las alas abiertas, a brillar...

miércoles, 21 de octubre de 2015

Silencio y barro


El nacimiento de un hada es complicado.
A veces trae un ojo que no quiere llorar, que no sabe,
y tiene que aprender a jugar con él durante toda su vida.
Tiene que inventar un cuento que explique
que lleva el color del río y el color del mar
en cada uno de los ojos.

Inventar un cuento es, sin duda, la mejor de las maneras.
Porque las hadas no saben vivir de otra forma.
Porque, si no, no entienden.
Y necesitan entender.
Por eso al final se encuentran todas, las hadas con otras hadas.
Que saben inventar cuentos.
Y los cuentan.

Puede ser que un día me olvide, que me olvide de recordar,
de guardar los plazos de la memoria, de dar cuerda al reloj.
Puede ser que un día me olvide de tender al sol la ropa y los recuerdos,
de añadir el ingrediente que faltaba. Y dónde puse las llaves.
Puede ser que necesite un reguero de papelitos amarillos
que me recuerden el nombre de todas las cosas.

Pero, si un día olvido, no quiero que se me olvide:
contar un cuento es crear un hogar. Y respetarlo.
La magia necesita silencio, necesita barro.


domingo, 4 de octubre de 2015

Soltar



Un día tendré que soltar la mano.
Dibujar las preguntas y dirigirme hacia allá
poniendo en fila todas las letras desordenadas.
Un día, quizás, terminaré de subir las escaleras del templo,
el día en que cuanto más altos sean los escalones,
menos pesará el vestido.
De repente las flores no se mueren.
De repente alimenta el olor de la cocina.
Y las máquinas funcionan.
Un día diré adiós con la mano desde un barco.
Un día soñaré todos los sueños
y nunca se me olvidarán al despertar.
Un día me regalaré una caja de música
y las llaves de la primera casa.
El día en que cuente cuentos yo sola
y al tercer cuento me haré grande.