Hay días como racimos con la emoción a flor de piel,
mordiscos de días que explotan en la boca
y te dejan todo su sabor.
Ya no me voy volando. Ahora me quedo.
Ahora sólo me voy de los sitios
cuando los sitios me escupen su mentira a la cara.
Ya no quiero nada que no sea verdad.
Ya me veo por dentro las piezas que faltan
y miro a través de los huecos el color de los ojos en
la mirilla.
Se me ponen los amores de punta.
Y me apetece salir a la vida a pecho descubierto.
Me da la mano el miedo y él y yo atravesamos los días.
Hoy le he visto sonreír mientras lo miraba de reojo.